Primero hubo incertidumbre, luego vino la desolación, la sangre y el olor a muerte suplió todo aquel olor que alguna vez existió a su alrededor. Peleábamos contra un enemigo que no conocíamos. Quisimos darle un nombre y una forma, algo a lo cuál odiar. Pero uno a uno íbamos cayendo, algunos por la mano de su misma especie y otros sin razón alguna. ¿Cómo luchas contra algo que no se ve pero que te hace ser el siguiente? No hubo, no hay y dudo que exista alguna respuesta. Y entonces tuvimos que escondernos.Todos los derechos reservados
1 parte