Construimos una coraza para protegernos de aquel mundo que tanto nos había golpeado, en diferentes situaciones, pero con el mismo dolor. Cuando llegue a tú familia, solo siendo una niña, marcaste la línea de indiferencia y nunca recibí más que eso, aún sabiendo que desde que tenía memoria, anhelaba cariño. Sin embargo, de esa manera mi hiciste fuerte en un entorno en donde corríamos peligro constantemente, a pesar de tenerlo todo materialmente.
Pero no te culpaba, ni me culpaba, tanto tu como yo habíamos sido muy heridos por otras personas, lo cual nos dejó a la defensiva por mucho tiempo. Sin embargo, justo antes de creer que la soledad sería parte de nuestra vida por siempre, y que tú y yo solo seríamos dos cuerpos desconocidos en una inmensa casa, de pronto un invierno de nuestra niñez, comenzaste a tocar una sobrecogedora melodia de aquel piano con que soñaste dedicar tu futuro, pero que se te fue negado antes de intentarlo. Pronto, esa suave canción comenzó a sonar una vez, en un día de cada frío invierno, siendo por ese momento, la única oportunidad de que en tus ojos cambiará esa fría mirada por una abrumadora cálidez, y en donde inesperadamente, parecía que permitiamos sentirnos un poco más cercano con el otro.
Fue entonces que una curiosidad invadió mi corazón; ¿podriamos algún día dejar de ser dos desconocidos solitarios, que habían compartido más de veinte años en un mismo hogar?
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📌 Las fallas ortográficas serán corregidas una vez que la novela entre en edición. Infinitas gracias por el apoyo y la paciencia.