- Al menos maldíceme un poco en el final.
Murmuró con una risilla ante las palabras del albino, ladeando ligeramente su cabeza mientras contemplaba aquellos orbes azules.
- Cuida de ella, por favor.
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- ¿No crees que ya has hecho suficiente, Reiya?
Esa misma mirada, la forma de ojos idéntica a su padre aún siendo verdes y brillantes, soltó un corto suspiro mientras hacía para atrás su cabeza, mirando al techo por un corto periodo de tiempo.
- ¿Me dejaste vivir por ti mismo o por alguna deuda con mi padre?
Esa pregunta fue tajante, su seriedad, al igual que la de Satoru tras escuchar aquella pregunta se notaba a leguas.
- Por lo que haya sido, no tiene caso si te opones; Aunque no me gustaría asesinarte.
Soltó un pequeño sonido contenido por su boca, moviendo nuevamente su cabeza hacia adelante para verlo.
- Me quedaré contigo.. Si prometes no morir.
Era cierto, lidiar con la muerte de su padre no había sido nada sencillo, se rehusaba a pensar que otra vez seguiría la causa de alguien que moriría.
- Entonces jamás vas a separarte de mí, Reiya.
Al musitar aquello esbozó una pequeña sonrisa jugando, cosa que hizo sonreír un poco a su contraria.
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero