Nuestra protagonista se define a ella misma como una persona con dos caras, una la que muestra a todas las personas partícipes de su vida y otra más egoísta, lúgubre y misteriosa, que es su faceta natural, en la que se siente más cómoda y auténtica. A medida que pasa el tiempo, esa oscuridad se va apoderamendo lentamente de ella, perdiendo el control de lo que antes tenia más que claro e interiorizado, por lo que, no tiene más remedio que confiar y contar con aquellos que antes sólo había utilizado para su beneficio. De esta manera, comienza a ser menos independiente y siente que ha perdido autoridad en su vida, por lo que una desgraciada tragedia (aunque no para todos) hace acabar con esta forma tan suya de ser.