El tiempo no cura nada Fui a correr al parque para despejarme un poco de lo que había pasado, hasta que las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas, sim embargo no pare hasta que me empezó a arder el pecho, continué caminando; hasta que lo vi sentado en una banco, estaba mucho más alto y muy diferente, pero aun así lo reconocí, de inmediato se me alegro el día. Me acerqué él pero no se había percatado de mi presencia, por lo cual le toqué el hombro. Volteó y se sorprendió al verme, ya que yo también había cambiado. Al instante lo abracé con mucha fuerza y él me devolvió el abrazo, por segunda vez me sentía segura en los brazos de él, quién fue a pesar de todo mi primer amor, el cual se había ido muy lejos. Me tomó de las mejillas, alzó mi cara y dijo: -No sabes cuánto te extrañe, mi pequeña Alex- susurro en mi oído…