El amor siempre se torna de algún color, a veces es rojo como la pasión de sus amantes, a veces es azul por lo triste de la vida de sus amantes pero pocas veces se ve un amor que no tiene ningún color, un color que no tiene extremos porque es un amor que jamás debió existir, en el que uno de sus "amantes" está destinado a sufrir la ausencia de color, incluso si fuera la contraparte misma del amor.