Aún podía escuchar la voz de su madre llamándola desde la puerta de la entrada anunciando la llegada de sus nuevos vecinos. Para una niña de 5 años la posibilidad de tener un amigo con el cual compartir nuevas aventuras era el mejor deseo que se lo podía pedir a santa solo que no todo lo que se pide se obtiene. En el primer momento en que sus ojos café se encontraron con los suyos azules que parecían destilar hielo supo que nunca podrían ser amigos. Los años que transcurrieron luego de ese encuentro confirmaron sus sospechas. No existía habitante del pequeño pueblo de Freetown que no conociera la rivalidad entre ambos. Sus travesuras llegaron a tal extremo que en una ocasión terminaron en la prisión del condado, fue justo ahí donde se dieron cuenta que todo debía terminar. Al otro día su némesis se marchó del pueblo para nunca volver o eso creía...Todos los derechos reservados
1 parte