Todo era oscuro, una sola alma era la luz de ese lugar tan frío y lleno de soledad pero a esa pobre luz la apagaron sin nada más. La volvieron como ellos, fría, calculadora y con cero remordimiento a la hora de matar. Ella no quería ser así pero era ser eso o morir, así que ella decidió convertirse en lo que juro que jamás seria con tal de poder sobrevivir en ese mundo. Ellos la vieron como otro peón más, una simple pieza en todo el tablón pero más no sabían que ella era la que movia las piezas en este juego. La veían como una delicada florecilla la cual si la tocabas se le podría caer un pétalo, pero toda hermosa flor tiene espinas y ella no era la excepción. El sabía que tan fuerte podría ser esa bella creación la cual era comparada con una delicada flor, pero no sabía cuál peligrosa podía llegar a ser, el solo quería saber qué tan adictiva era tocar a la bella rosa la cuál nació en un jardín muerto. El quería tocar sus pétalos mientras que la bella rosa no quería que nadie la tocará por qué sabía el daño que provocaba a las personas que lo hacían.