Si estás aquí probablemente conozcas a Draco Malfoy, un chico de Slytherin arrogante, Sangre Pura, egoísta, competitivo, narcisista y lo peor de todo es que aún así con esas características, el chico era deseado por casi todas las chicas de Hogwarts. Y digo "casi" porque Keisy Andersson no era parte de ellas. Y sabía sólo de la existencia del rubio por el hecho de que era un Malfoy.
Keisy Andersson es una chica de cabello castaño claro, largo y ondulado. Su piel era blanca y fina, con algún que otro rastro de pecas en su rostro, y las cuales ella detestaba tener. Pertenecía a la clase social alta, era de Slytherin, Sangre Pura, competitiva, algo egocéntrica, egoísta, presumida, y narcisista.
Pero todo aquello no parecía importarle a nuestro querido Draco Malfoy. Ya que él solo podía verla con ojos de enamorado desde la primera vez que la había visto. Y como bien dije, para su desgracia Keisy no le daba ni la hora, pero Draco en su cuatro año escolar, estaba seguro de que podría conquistarla. Dejando sus miedos, su cobardía, y tomando la confianza de un Gryffindor, decidió entrar en la vida de la chica que lo mantenía hipnotizado.
*Historia relatada desde el punto de vista de Draco Malfoy.
[ACTUALIZACIONES LENTAS]
Arthur Zaens, un multimillonario frío y desalmado que ha vivido en la oscuridad desde la desaparición de su esposa, dejándolo solo con sus dos hijas gemelas. Desesperado por encontrar una niñera que cumpla con sus estrictas expectativas, Arthur conoce a Lía, una ex escritora y editora recomendada por un amigo. Aunque su relación comienza de manera conflictiva, con discusiones y malentendidos desde su primer encuentro en un bar, Lía se convierte en la persona que poco a poco transformará la vida de Arthur y de sus hijas, desafiando su frialdad y cambiando su mundo para siempre.