Acerqué mi cara a la suya hasta que noté su aliento mezclándose con el mío. Sus pupilas se dilataron, oscureciendo el azul de su mirada. -No juegues con fuego, no quieras quemarte. -Me gusta el fuego.- Respondió desafiante y mirándome con deseo Nos miramos a los ojos un momento hasta que yo me levanté y salí por la puerta.All Rights Reserved
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