He vivido desde que tengo memoria, constantemente. Luchando, intentando sobrevivir. No a monstruos, ni hechiceras malvadas, ni maldiciones. Sobreviviendo al estilo de vida que me tocó. Sobreviviendo a las cámaras, las luces, las cenas, las grandes comidas, grandes fiestas, gigantes regalos, hermosos vestidos, elegantes y preciosos lugares. Sobreviviendo a la riqueza, a la fama de mis padres. La comida abundante, los periódicos hablando de mi familia sin conocer ni saber nada, las sonrisas falsas, las mentiras, los engaños. Sobreviviendo a mi misma. Sobreviviendo a ella. La mujer que debería sacrificar su vida por la tuya y no intentar acabar con ella. Sobreviviendo a los secretos infernales que invadían la casa. No. La mansión en la que vivía. Esperando que las cosas cambiarán. Así era mi vida. Intentando que todo fuera un sueño. Que el sufrimiento escondido de mis hermanos fueran un sueño. Que mis miedos y debilidades fueran un sueño. Que todo lo que hice para sobrevivir fuera un sueño. Que a todas las personas que dañaría en el proceso, siguieran conmigo y no fuera un maldito error. Un mal juego. Una mala jugada en un tablero de ajedrez. Que solo fuera algo que no debió ser. ~Esta historia es completamente mía, estoy recién iniciando y será actualizada cada semana , o al menos intentaré hacerlo~