El príncipe soñado no existe y June Frostkiss lo tenía más que claro, siempre humillada por el género masculino, ya desde sus 14 años se había cansado de buscar al común y amable blondo con el cual todas, de niñas, soñamos. Si no existía tal rumor ¿Qué buscar? ¿Por qué aspecto debería comenzar a mejorar su vida? si a lo largo de ella lo único que había obtenido había sido hipocresía y miradas de odio sin motivo aparente. El destino o lo que sea que haya creado al humano no hacía más que jugarle malas pasadas. Los únicos seres que se habían tomado la molestia de mirarla a los ojos con normalidad ya descansaban metros abajo en el suelo. Si no encontraba un príncipe buscaría un dragón pero esos pensamientos ingenuos la llevaron a donde estaba, atrapada, aislada de todo pero protegida, porque todo lo que la odiaba ella amaba. Él dragon odiaba la mirada que le dirigían todos a SU princesa, la odiaba a ella por amar lo que la hería. pero su incomprensible sentimiento de amor era más fuerte.
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