México fue tanto bendecido como condenado desde el primer día de su nacimiento sin saberlo. Al ser ignorante de su condición, se manifiesta ante la primavera con alegría. En cambio, su devoción por colorear el cielo se verá desafiado por las tinieblas impuestas del Dios de la Tormenta, a quien se enfrentara con gallardía. Todo esto no es nada más que el plan perfecto de un gran Dios. ---Debe de haber una solución--- ----Tal vez en esta vida no----