Si tuvieras una estúpida cantidad de dinero, ¿en qué lo gastarías? ¿Viajes? ¿Casas? ¿Joyas? ¿Ropa? ¿Autos? ¿Donarlo a niños necesitados? Todas estas opciones suenan bien, pero mi hermano y yo decidimos usar nuestra fortuna en algo mucho mejor: ¡Fundar un país completamente hecho de dulces en la vida real!