¿Cuántas veces habéis elegido algo al azar? Cantando internamente una absurda canción, contando vuestro número de la suerte, o, incluso, lo primero que veáis, dejando al destino tomar la decisión. Todo muy inocente, ¿verdad? Dana no sabía que el azar la llevaría a él. Siempre ha temido al amor, porque un corazón roto, pensaba, sería más que suficiente. Lo que no sabía Dana era que, a veces, el azar era caprichoso, tan caprichoso como para llevarla directa a los brazos del nuevo amor de su madre, pasando, así, de ser inocente... A ser peligroso.