Cuento ganador del Primer Lugar en el doceavo concurso sobre personas refugiadas "Todos los sueños cuentan" (ACNUR). Escribir este cuento fue algo nuevo para mí, nunca había escrito sobre la migración. Crear la historia me obligó a investigar más sobre el tema y descubrí cosas que nunca me imaginé. Aproveché esta historia y a estos personajes tan peculiares para plasmar mis anhelos de libertad en el mundo, esos deseos que a cualquier persona aturdida por la realidad le parecerían absurdos y propios de un niño de primaria. Ese coraje de sentir que todo tiene que ser tan difícil. Entonces me di cuenta de que la esclavitud en la que vivimos la hemos creado nosotros en busca de querer ser más metódicos y llevar un mejor control. De las rivalidades, las diferencias y el racismo ni hablar. El sistema al que pertenecemos nos corta las alas casi en silencio. En este cuento también plasmo mi corazonada de que un mundo mejor poco a poco está surgiendo, y es que no todo puede ser malo, debe haber una contraparte actuando ahora aunque algunos nos sintamos más encadenados que nunca. Lucas y Ricardo fueron mi instrumento.