Las personas suelen decir que todos nacemos destinados a conocer una persona que nos cambie la vida y esa frase no cobró sentido hasta que te conocí. Desde aquel día entendí que yo había nacido para amarte y que mi alma estaba unida a la tuya desde nuestro primer encuentro. Llegaste a mi vida como un viento devastador, cambiando todo de mí y admito que no puse ninguna resistencia porque estar contigo me hacía sentir llena de vida, capaz de hacer cualquier cosa siempre que fuese tomada de tu mano y ahora que no estás me pregunto dónde buscarte y decirte las cosas que nunca tuve la oportunidad de decir.