Es costumbre que en la antigüedad las mujeres hermosas sean sacrificadas para calmar la ira de los dioses, demonios o monstruos. El muchacho hermafrodita cómo se le conoce no es diferente de esas mujeres. El laberinto está extendiéndose para que lo que sea que ahí habite lo destruya. Por qué es imposible escapar del destino que crearon para él.