Me siento frente a ella, mordiendo la punta de mi lápiz mientras espero a que esté lista. Ella juega con el borde de su viejo suéter tejido y sonríe hacia mi nerviosamente. La luz incandescente de la lámpara sobre mi escritorio encandila directamente sus ojos color chocolate, haciéndola lucir como un pequeño y perdido venado en el camino. Es difícil para mi mantener mi rostro serio, cuadro se ve tan desprotegida y solitaria. Sus ojos muestran demasiado dolor y demasiado tormento y sólo quiero levantarme de mi silla e ir a abrazarla pero sé que necesito ser fuerte. Quizás si me mira con serenidad y control eso la aliente un poco más. Dania toma varias respiraciones y luego cierra sus ojos. ―Estoy lista.― me dice. Presiono el botón de "Grabar" en mi celular.