La araña de rincón era café, del tamaño de una clementina y dócil y cariñosa como un gato. Vivía en el rincón derecho del living, al lado de la ventana. Todos en la familia queríamos a la araña de rincón. Mi mamá abría la ventana y la araña le sonreía. Mi hermano no se iba nunca al colegio sin despedirse con un beso de ella. Un día amaneció muerta y fue un enorme trauma para todos. Mi padre comenzó a beber, mi madre le pidió el divorcio, mi hermano comenzó a fumar hierba y yo comencé a escribir.