El amor o la horca

Prologo

07/04/1890
9:00a.m.
-hoy es el día -dijo el guardia de mi celda.
Levanté la vista, pero él no me miraba, toqué mi cuello por inercia.
-¿ya ha pasado una semana, cierto? -pregunté aunque llevaba los días perfectamente contados.
-así es.
Me levanté de la butaca en la que antes pasé la noche, definitivamente no iba a dormir en esa cama fría, esa en la que muchos reos que hoy son solo cadáveres esperaron su muerte. El guardia amarró mis manos e hizo una señal con la cabeza indicándome que saliera al pasillo, obedecí, con cada paso que daba aumentaba el escalofrío que recorría por mi columna.
Sé lo que hice y ahora solo me queda aceptar las repercusiones de mis actos.
En este momento en el que me dirijo hacia un cruel final puedo ver claramente cual fue mi error...