Campanilla. Han pasado unos meses de que Azahara llego al Harem del emperador, del imperio del Crisol. Y aunque abandonó la idea de matarse y decidió seguir adelante, los fantasmas de su pasado no la dejan. Ahora está concentrada en convertirse en una Drust, y a pesar de no poder usar la magia, esta decidida a ser parte de ellos. Su único problema. El emperador, y su obsesión con molestarla. No era solo la idea de estar cerca de él, y recordar que había echo un berrinche cuando envío por ella. Si no, su presencia en general la molestaba. No era diferente de sus captores de hace un año. Un hombre que cree tener el poder de hacer y tener a quien quiera.