Angélica insiste en que no es necesario conocer su procedencia, el nombre de sus padres, ni siquiera importa en qué año nació. Ella pretende exponer únicamente los detalles de aquellas vivencias emocionales que la encaminaron a tomar la decisión más difícil de todas, o la más fácil, quizá. Habiendo estado tan decidida a nacer, empero, tan derrotada por el cansancio de vivir al ritmo de sus más secretas ambiciones insatisfechas, a sus 32 años decidió lanzarse al sinsentido, a la nada, buscando un mejor lugar en donde dejar reposar su alma. Tomó aquella decisión que solo toman los valientes, o los más cobardes, quizá. Lo cierto es que terminó exactamente en el mismo lugar en donde comenzó todo, pues descubrió que, sin importar lo que hubiese hecho, todas las alternativas terminarían conduciéndola a ninguna parte.