Hay noches en que nos duele tanto el alma que no sabemos qué hacer, como calmarnos, o simplemente como lograr dormir. Porque el llanto se abre paso, las lágrimas comienzan a caer; aunque luchemos para que no lo hagan, porque sobrellevar el dolor puede ser complicado, pero nada es más difícil que enfrentar nuestra propia mente en medio de la madrugada, cuando estamos solos, vulnerables, con los miedos a flor de piel, con el alma rota, con más preguntas que respuestas, con la duda de si algún día vamos a dejar de sentirnos así.
En noches así mi única salvación es escribir, plasmo lo que siento y como me siento en las letras y hoy me animo a compartirlo.
¿Estás dispuesto a entrar al mundo caótico que guardo en mi cabeza?