Siempre que venía a este lugar no podía evitar recordarlo, en especial días con amaneceres como este, con el cielo en tonos rosas y naranjas, justamente sus favoritos... Su sonrisa, sus ojos, su cabello, simplemente su rostro me acompañaba a cualquier lugar al que iba. Han pasado 2 años, dos años muy largos y aun lloro por su muerte como el primer día, sigue doliendo. Solo me que ahí observando cómo subía el sol y desaparecían las estrellas, lentamente y a su tiempo ¿así hacemos todos? empecé a cuestionarme ¿desaparecíamos ante los ojos de todos, para ir a otro lugar a brillar?, Papá hubiese tenido la respuesta correcta a esto, estoy segura de eso.