Cloe Hoffman dirigía una comisión de ayuda humanitaria patrocinada por la compañía de su padre, Hoffman Inc., a una Isla recién descubierta por científicos de la misma que hacían pruebas cerca del Triángulo de las Bermudas. Allí habitaba una civilización sin descubrir que parecía muy arcaica. Se conocieron por el nombre Denix o como otros les gusta llamarlos de manera despectiva "Los nativos". Ayudó mucho el que tuvieran un inglés básico facilitando la comunicación y el intercambio de culturas.
Pero no todo era color arcoíris, porque si algo tenía bien claro Cloe, es que dónde la compañía Hoffman pusiera el ojo, habría sin duda alguna, muchos daños colaterales y un propósito oculto, si ella podía salvar de las garras de su padre a esa pobre gente y al salvaje gruñón que le hacía replantearse algunas cosas poco decentes, lo haría sin pensarlo dos veces.