Madeleine Davies tiene 16 años. Vive con sus hermanos menores y sus padres. Tiene dos mejores amigas, un mejor amigo, un grupo de personas con las que asiste a las clases y sale (las cuales supone que son amigos también) y una excelente reputación, junto a un gran promedio. Cualquiera que viera su vida desde afuera, creería que es la persona más feliz que hay, digo, es la popular, la simpática, la deportista, la inteligente, la bonita, etc. Pero alguien discrepaba con esto: ella misma. Se sentía sola. Al menos lo hacía hasta que se topó con alguien especial en las redes sociales.