Verónica había pasado mucho tiempo en búsqueda de la venganza cuando la justicia le dio la espalda, su hermana, una actriz y modelo prometedora había desaparecido sin dejar rastro y al parecer nadie quería cooperar con su búsqueda, pasaron cuatro años y Violette nunca fue encontrada, Verónica buscó a los responsables por sí misma y en medio de comentarios maliciosos, escándalos y mentiras que la tachaban de una mujer que utilizó la desaparición de su hermana para hacerse conocida y que su carrera como compositora se elevara y de esa forma destruyeron su imagen, su carrera e incluso sus amistades, así que ya no le quedaba nada por qué continuar y por tanto tampoco tenía nada que perder, finalmente después de cuatro años de búsqueda encontró a los responsables pero y qué le depara a Verónica, una lluvia de balas, una cacería donde ella es la presa y encontrarse con el responsable de la muerte de su hermana. ― ¿Disfrutaste la ventaja que te di? ¿Realmente creíste que te dejaría con vida? ― Visto desde esa posición lucía aterrador, un hombre de unos 30 años vestido de negro y con un rifle en la mano, pero Verónica agradeció su presencia, quería poner sus manos en ese bastardo ella misma ― Al fin muestras tu asquerosa cara, pedazo de mierda... ― Espérame en el infierno cariño ― le dijo cuando estaba a punto de soltarla al vacío ―No, tú te vienes conmigo― lo último que escuchó fue el sonido de su cuerpo chocar contra el suelo Cuando abrió los ojos lo primero que vio fue su mano extendida hacia el techo ¿Qué es esto? ¿Por qué mis manos son tan blancas? ¿Cabello? ¿Porque lo tengo tan largo? No... ese no es el problema ¿Por qué es rojo? Corrió hasta el espejo y en su afán de llegar rápido tropezó con sus propios pies, cayó de rodillas ante el objeto, levantó el rostro y lo que vio la dejó fría, esa no era su cara ― ¿Quién eres? Logró decir en un susurro pero esa tampoco era su voz