Que insana adoración tenía Choromatsu con respecto a su segundo hermano mayor. Sabía que estaba horriblemente enamorado de él, pues con nadie más se imaginó ser tan meloso y tan sucio como sus hormonas adolescentes le podían permitir. Estaba jodido, pero realmente ya no podía evitar fantasear con todo lo que representaba su hermano más tímido para él. Lo quería de todas las maneras posibles y eso le fundía el cerebro en más de una forma.