Este es el octavo relato de las perversas aventuras de Paula, la mujer, es la victimaria, el paradigma es otro "El mundo al revés", con sus vicios y condenables actos en un permisible medio. En esta autarquía, las son las protagonistas, embriagadas de esta nueva y desbocada supremacía, en donde la realidad con la fantasía es llevada más allá de lo racional. Las pasiones transgreden todas las leyes legales, sociales, y morales en busca del placer llevado a limites que solo tienen cabida en sus insanas mentes, donde el sexo tanto en hombres como en mujeres está asociado a disfrutarlo a través de la perversión, con sus numerosas propensiones, respecto las cuales, quien más, quien menos, hacen de ellas ocultas fantasías que por obvias razones las mayoría alucinan con ellas, pero jamás se atreverían a concretarlas, salvo en sus mentes, en las que alojan sus vetados instintos, que si los realizaran, serían al menos, totalmente condenables.
Estas personas viven su mundo, con una clase de vida muy poco usual, hecha a la sombra de toda ilegalidad, sin ninguna clase de ética ni moral, en este grupo pueden hallarse; empresarios, traficantes, sicarios, policías, políticos, nobles y millonarios. Todos involucrados en s e insensatos placeres, así como las mujeres de vida fácil hechas de la misma calaña; mercenarias, inmorales delincuentes y asesinas, tan o más corruptas que ellos. Paula, encaja perfectamente en este ámbito, llevando la vida que le acomoda y le complace, con su falta de valores, sus perversos placeres, y una total insensibilidad en su proceder
dejarlo y buscar una lectura que se acomode más a su
La narrativa consta de varios capítulos, los cuales son cargados cada vez con mayor morbo, con tintes más escabrosos, de tal modo que, si no se ajusta a su moral, ni a su gusto, están en su total derecho dejarlos y buscar relatos que se acomoden mejor a su agrado y a sus valores