Cuenta la leyenda que hace muchos años, una hechicera se hartó de ver cómo las personas se perdían entre ellos, y nunca encontraban a su pareja destinada. Entonces decidió atar al meñique de cada persona un hilo rojo, que lo uniría a su persona destinada para que algún día pudieran encontrarse.
Desde entonces, cada vez que nace un bebé, ya sea Alfa, Delta, Beta, Omega o Gamma, la hechicera va hasta él y le ata el extremo de un hilo rojo al meñique, mientras que el otro extremo está unido a su pareja destinada.
Ese hilo se puede estirar, enredar, tensar, pero nunca romper. También es invisible para los ojos humanos... ¿O no?
¿Qué pasaría si pudieras ver los hilos rojos?, ¿seguirías el tuyo para encontrar a tu pareja destinada?, ¿y qué pasaría si te das cuenta de que esa persona está lejos de tí?, ¿o es alguien a quién odias?... O peor aún, descubres que tú no posees un hilo en tu meñique.
Bueno, la leyenda también dice que unos pocos humanos de corazón puro nacen con el don de ver los hilos rojos del destino. Tal y como es el caso de Kanon.
Iris va a llegar al fútbol club Barcelona con una sola misión, ser la encargada del documental secreto que van a hacerle a un Gavi que acaba de romperse los cruzados y que ha dejado claro al club que no quiere saber nada de documentales.
Ella no aguantará el mal humor del sevillano, este por su parte no le dará la oportunidad de conocerla.
Pero el amor tiene otros planes para ellos.
¿Qué pasará cuando Gavi se entere que ella está detrás de su documental con el tiempo?