Emily Blake, neurocirujana dedicada a nada más que su trabajo en el Hospital de Nueva York. Todos describirían a Emily como una rubia tranquila, introvertida, que rechaza a todo hombre que se le acerca, como un repelente a los mosquitos.
Esto no quita que tenga un gran corazón con un pánico a volver a amar.
Por otro lado, Mason O'Connor; extrovertido, viajero, arquitecto, un amante de la aventura hacia lo terrorífico y desconocido, envuelto en un pasado doloroso que lo hace replantearse si él volverá a amar en su vida como lo hizo aquella vez.
Emily jamás piensa volver a amar. Sabe lo que el amor implica, sabe que a veces no le entregas tu corazón a un brillante héroe de armadura troyana, sino a un monstruo dispuesto a hacerte pedazos. Esta segura que el amor no es para ella más que una buena película un domingo por la noche, es consciente que es un velo de ilusión por el que pocos logran pasar para traer a la realidad el anheloso premio de profundo afecto.
Mason, al contrario, sabe que el amor existe; él lo vivió de la manera más pura que cualquier ser humano. Supo con certeza que el amor divaga por allí para los más afortunados a los que una flecha de cupido los golpea, pero también sabe que una vez que lo pierdes jamás lo recuperarás.
Dos personas, ambas sumergidas en un sueño profundo en el que son incapaces despertar porque carecen de la capacidad de sentir la mínima emoción vibrante en sus entrañas que induzca al amor. Ella tiene miedo. Él cree que nunca volverá a amar.
¿Qué pasará cuándo se encuentren y descubran que en realidad ambos estaban predestinados desde un verano lejano que apenas recuerdan?