Un pueblo pequeño.
Una entrevista de trabajo.
Algo... Peculiar en ellos.
Letalidad.
Ojos mieles. Ojos azules. Ojos verdes.
Ella... Solo quería un trabajo, uno que ayudara su estabilidad económica, por ello viajó al pueblo más pequeño de Georgia, donde los rumores destacaban que era el pueblo con más movimiento turístico y empresarial.
¿Qué podía suceder?, exacto, nada. O al menos, eso creía ella.
Parecían dos hombres indefensos, uno parecía no ser humano. No reflejaba su humanidad, tenía una mirada sin sentimientos, ¿acaso era normal eso?, él no... Parecía estar vivo, no había emociones, no había sentimientos.
En cambio el otro era amistoso, amable, tenía un miedo por la sangre y...
¿Pero que sucede con las personas de ese pueblo?, ¿por qué algunos muestran peculiares colmillos?, ¿por qué hay tanto peligro?, ¿qué tienen esos hermanos que los hacen tan diferentes a los... humanos?
Sin saber que era, ella intentó tener una vida normal, una vida sin preocupaciones pero los crímenes aparecieron, el poder se desató, las adicciones se incrementaron y no hubo nada más peligroso que unir a los dos Walk con una Renaldy.
Ella era peligrosa para la humanidad.
Él no tenía humanidad.
Sangre derramándose.
Los pecados manchaban su alma.
El peligro no los dejó de acosar...
⚠️: Contenido +21. Escenas de violencia, abusos, temas sensibles para algunos lectores.
Prohibida la copia de mi obra, cualquier plagio será demandado.
-Bella era una simple humana, Ally. Insignificante como todas, pero se diferenciaba en una cosa, su magnífico y exquisito olor. La primera vez que la vi creí ver mi fin tras descubrir ante los humanos el secreto de los vampiros cuando en mi cabeza no dejaban de rebotar imágenes mordiendo su cuello con delicadeza y a la vez poca paciencia. Tal y como cuando tú has imaginado esta mañana morder a esa chica. Sentía que ella y sólo ella era mi perfecta marca de droga. Nuestra primera conversación fue la que le dio el golpe a mi vida, se me olvidó el olor que desprendía la chica y me fijé en sus encantadores rasgos, sus gestos de timidez, sus palabras, la forma en que pronunciaba cada una de ellas... Después de todo acabé saliendo con ella, como si fuera un vampiro o yo un humano totalmente corriente. Y cuando me descubrió no me quedó otra que dejar de oponer resistencia. Sin querer meterla en este mundo casi descansé cuando lo descubrió por sí sola. Pensé que si no se había asustado ella estaba hecha para mí, o yo para ella. Hasta que la testarudez y la inmortalidad chocaron y cedí en convertirla. Tiempo después ella se marchó afirmando que no sabía quererme, que no sentía nada de lo que había en su humanidad. Nada. Se marchó hará cerca de un año, y aquí estoy, contándole mi mal de amores a una... a la hermana de Jasper.
Ambos habíamos perdido al amor de nuestra vida por una tragedia. Y en realidad no éramos tan distintos como aparentábamos ser, tan rotos que las ganas de vivir desaparecían por momentos y a la vez tan vivos aún con la esperanza de recuperar una vida que jamás volvería, pero a las puertas de una nueva.