Las cicatrices son aquellas marcas que quedan después de que una herida ha sanado. Estas pueden ser de distintos tamaños, formas, texturas y colores. Son el recuerdo de lo que un día dolió. El vestigio de la batalla librada. Algunos dan fe de que con el tiempo se borran, otros de que permanecen para siempre. Lo cierto es que jamás se van; se quedan con nosotros, aunque las queramos ocultar. Y a veces, son las mismas que no nos dejan avanzar, por miedo, por vergüenza, por el qué dirán... En estos casos lo correcto es aceptarlas sin tapujos, pues están ahí para mostrarnos lo que no debemos volver a repetir. Pero existen unas cicatrices que, sin discusión, siempre serán las más bellas... las del amor verdadero. Vale la pena adquirirlas y mostrarlas con orgullo, pues quienes las tienen, son aquellos que se han atrevido a amar desmedidamente, sin importar el dolor y el sacrificio que conlleva. OBRA ORIGINAL REGISTRADA © TODOS LOS DERECHOS ESTÁN RESERVADOS SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTA OBRA
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