Los dioses sin duda son caprichosos, nunca gustan de compartir con nadie lo que es de su propiedad.
Algunos roban, destruyen o combaten a otros para demostrar su poder superior.
O eso ocurría antes del gran suceso.
Después de eso cada deidad nunca volvió a ocasionar disturbios de ninguna índole que involucrada o otras deidades.
Algunos comenzaron la creación de su propio mundo, en donde lo moldearon a su antojo, dandole vida y belleza.
Tu por el contrario después de ver lo que eran capaces de hacer los mortales no estuviste de acuerdo con ello, mas bien con tus hermanas que al ver que podrías representar un peligro para sus creaciones, a base de engaños te sellaron en un profundo letargo del cuál pensaron que nunca te despertarían.
Pero eso cambiaría, al saber que uno de sus elegidos se encontraba en los dominios de aquel orgulloso Dios guerrero al que alguna vez quisieron quitarle lo que era suyo y ni aun las tres juntas pudieron hacer algo contra su gran poder derrotándolas una a una y que por respeto a Hylia y a ti las había dejado vivir.
Arriesgándose decidieron despertarte con la esperanza de que tu antes bondadoso corazón siguiera igual a pesar de lo que te habían hecho.
Y que lograras traer de vuelta a su mundo al valeroso elegido de Hylia.
Lo que nadie se esperaría es que en ese viaje terminarías encontrando algo que para ti era casi imposible y ni más ni menos que de aquel Dios guerrero de cabellera blanca, La Fiera Deidad.
Aeternum (latín) | significa "para siempre", algo que dura toda la eternidad sin fin ni interrupción.
•Las crónicas de Narnia ¡NO! me pertenecen, sí me pertenece la historia de Celine y la mayor parte de la trama de la época de oro.