Me encuentro atada a una silla en una algo oscura y fría habitación. Frente a mi hay un hombre al que odio con toda con mi alma, dicha persona no para de gritarme y de golpear a la mesa frente de mi. Esta desesperado por que yo habrá mis labios y de ellos expulse toda la verdad. Me encanta verlo con la desesperación y la frustración pintada en su rostro, por ello desde hace un buen rato solo he hablado sobre cualquier tontería que se cruce por mi mente. -¡Ya deja jugar conmigo y habla de una puñetera vez!- Al gritar aquello golpea a la pobre e inocente mesa con sus dos manos en puño. -Okey, pero espero sepas que yo solo le cuento mis secretos a los cadáveres, o a los que están a poco tiempo de llegar al final de su esperanza de vida. Tú obviamente eres parte de lo segundo.- Aquel hombre soltó una corta y sonora carcajada al escuchar mis palabras -Ya quisieras que me quedara poco tiempo de vida, tu estas atada de pies a cabeza, sin ninguna posibilidad de escapar y yo estoy más que saludable- -Es tú problema si decides creerme o no. Ahora, siéntate tranquilo y escuchame atentamente. En estos momentos vas a disfrutar de la no tan bella historia de "Luna".-