Dijiste que volverías, que te espere un rato. Tomaste tus maletas y te fuiste por la puerta. Espere pacientemente tu llegada a la casa. Que entres y me recibas con uno de tus besos. Espere y espere. Espere tu llamada, uno de tus mensajes o alguna carta en el buzón. Y espere... Espere con mi corazón enamorado locamente de ti. Ambos ansiabamos tu llegada. Y simplemente me dejaste esperando como perro abandonado.