Después de un largo sueño sin sueños, Richard despierta dentro de un cuarto que nunca había visto, aterrado y desorientado. Frente a él yace un desgastado escritorio y, sobre este, pilas de hojas amarillentas, junto con la pluma que lo había acompañado durante toda su vida. Richard olvida su miedo ante tal escena, dispuesto a escribir, pero no pasara mucho tiempo para que un espectro de su vida pasada venga a irrumpir su soledad, comenzando el inicio de una pesadilla... una que lo había estado esperando.