Estoy encadenado y poseído al más dulce sabor del pecado que intimida mi más fuerte sentido racional. Me atormenta el deseo de poseerte y de tomarte en cada rincón, bajo éxtasis y perdición.
Hiddleston, T.
Me gusta como tus suaves dedos acarician mi mejilla, y que cuando todo se me viene encima y solo queda llorar, tu eres ese hombro que me va a consolar, y que en ese hombro también enrollo mis piernas. Thomas Stanley Holland, gracias por ser un arte, y ser mi amor...