Harper definitivamente no era la definición de sensatez, pero sin duda alguna podía sobrevivir a los demás; aún no se sabe con ciencia cierta hasta que punto, pero su torpeza iba de la mano con ella, decepciones, fallos, caídas, muchas caídas. Pero después de todo eso aún trataba de demostrarle al mundo que podía hacer cualquier cosa, bueno casi cualquier cosa. Kade por otra parte solía llamarse a si mismo prudente y esmerado, evidentemente un experto en artes impecable en la extensión de la palabra, o al menos eso era lo que nos dejaba ver, un joven elegante y distinguido que hace poco tiempo se había mudado con su familia para así encontrar el lugar perfecto para pasar ese último invierno y tal vez algo del verano. Ahora eran vecinos. Bueno, es un gran avance, pero ¿El obstáculo? La respuesta está en él. Y en el poco tiempo que tiene para conocerla e intentar no caer rendido a sus pies. El poco tiempo que tiene hasta volver, un invierno y tal vez todo se acabaría. Un amor complicado, difícil y diferente, palabras que juntas no irían tan bien cuando involucran algo más fuerte que sentimientos... Y tal vez también Las notas del invierno.