Mamá una vez me dijo: "No estar muerto no es estar vivo" y en ese momento sinceramente no le preste atención, pero, un enero de 2007, la vida me dio una lección que literalmente me marcaria para siempre.
Vivir una enfermedad terminal en donde mucho tiempo me veía como alguien muerto en vida, sin ganas de luchar y con grandes ansias de cerrar los ojos para olvidar todo, me hizo darme cuenta que lo que dijo mamá era una realidad que estaba enfrentando, pero, después de dos años de lucha contra mi pequeño gran demonio, la vida me dio otra oportunidad.
En donde, grandes amistades llegaron a mi, aventuras me encontraron y aquel:
-No vas a morir pequeña estrella de ojos negros.
Dio una cálida bienvenida a la persona que me ayudaría a cumplir mis sueños y me enseñaría lo que el amor verdaderamente es.
Porque esa noche estrellada dio inicio a una lluvia de resplandecientes estrellas fugaces, después de haber pasado por muchas noches oscuras.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...