Evangeline tiene muy claro qué quiere y hasta donde está dispuesta a llegar. Lo primero en su vida es ella misma, su trabajo y sus amistades, no tiene cabida el amor ni otras... Perdidas de tiempo similares.
Las experiencias del pasado han sido más que suficientes para cansar su corazón, y lo cierto era que se había dado cuenta de que el sexo, ese maravilloso sexo en el que ella era la que llevaba las riendas, era lo único que necesitaba del resto de personas. Y a veces, consigo misma era más que suficiente.
Hombres y mujeres calentaban su cama, de forma más o menos asidua, y pocas veces estas "relaciones" comprendían completamente los límites de la morena.
Pero esos límites, tan marcados y firmes, empiezan a agrietarse con la llegada de Christopher a su vida. Un joven tímido y bueno, con un corazón dispuesto a amar a pesar de todas las grietas de su alma, unos ojos sinceros y un sumiso excelente.
¿Será suficiente para hacer latir de nuevo el frío corazón de la mujer? ¿Acabarán golpeándose ambos con el muro de la dura realidad?
A veces, el amor no lo es todo.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.