Hace más de un año que Charlotte Brandt está encerrada en una prisión alemana de trabajos forzados, en la que es obligada, bajo la intemperie, a llevar pesadas rocas de un lugar a otro. Ha perdido demasiado peso, casi no le dan de comer, y no cuenta con las prendas necesarias para protegerse del inclemente y crudo invierno. "Trabajar a la intemperie es lo mejor si quieres morir rápidamente", ella lo sabe, y su meta es conseguir que la trasladen al destacamento 16 o "Zona Rosa" un lugar donde las chicas tienen el cabello largo y hasta llegan a sonreír. El mayor sueño de Charlotte es sobrevivir, luchar para contar su historia, una historia teñida de sangre, muerte y desolación, sin imaginar que en aquel lugar, conocerá el amor en brazos del enemigo; Karl Schulze, el comandante de su destacamento, un hombre frio y ambicioso, o al menos eso piensa ella.
¿Qué puede ser peor que morir?
Pues reencarnar en el cuerpo de la villana de la última novela que leí.
Renací como Meredith, la hija bastarda del Duque Bausteros, que es odiada por los protagonistas masculinos por atormentar a la protagonista principal, Enma. Y que al final es decapitada por secuestrar y torturar por dos meses a la protagonista.
Y yo que creía que morir de un disparo en la cabeza por la persona que más confiaba no era suficiente castigo, ahora debo sobrevivir a la mala trama de un libro de cuarta.
Maldita sea.