Cada noche buscaba el lugar perfecto para poder hablarle, preferiría un lugar solitario, sin ruido, simplemente rodeada por la naturaleza. Iba casi todas las noches, contaba como se sentía, cómo le había ido le contaba a cada momento del día, cada miedo y frustraciones. La luna era su fiel acompañante cada noche, parecía como si cada noche comprendiera y la escuchará. Lo que no sabía era que ella la escucha cada noche, confundida y extrañada con aquella humana solitaria, nadie se dirigía exactamente a ella pero aquella castaña con los ojos más tristes y el alma tan solitaria, le hablaba a ella como su confidente. La luna al no poder soportar más el dolor que sentía al ver a aquella humana tan adolorida y con el alma debastada, decide enviarle un regalo. Lauren G!P