Te perdí. ¿Es eso cierto? Te caíste, ¿nos engañó el orco? El río discurre con la fiereza de mil soles, con las agitadas aguas desafiando los límites que puede soportar mi corazón. Théoden y Gimli miran a mi lado, los ojos clavados en la corriente que choca estruendosa con el acantilado, con las rocas puntiagudas que tal vez te estén desmembrando. No quiero pensarlo. No, no, no. No es cierto, tiene que ser un error. ¿Por qué tú?All Rights Reserved
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