El silencio.
Las ganas de hablar, el deseo de abrir la boca y hacer funcionar su voz. El afán de enseñar sus ojos, su mirada profunda y deseosa de libertad.
Sus manos apresadas por una cuerda inexistente, jadeando por el dolor de sus muñecas. Su rostro tapado, su voz ahogada; su propia existencia escondida bajo una religión.
Era devota, era sintoista, ¿tan mal le hacía aquello? ¿Tan malo era estar en lo alto de aquel santuario y observar a todos por encima de su hombro?
¿Tan malo era ser Aimi Fuyuka?
Iniciada: ¦8-08-2021¦
Finalizada: ¦17-12-2021 ¦
[PRÓXIMA A EDITAR]
《Portada de mi propiedad》