Atlas Archer, es un adicto al trabajo que no tiene tiempo para el romance, pero que por cuestiones que escapan de su control, se ve obligado a casarse en tiempo récord, con el fin de ganar la custodia de su único y amado sobrino.
Maxim Miller, una talentosa abogada que por fin parecía haber encontrado su camino luego de que un desafortunado suceso marcara su vida, vuelve a tambalearse al tener que buscar un nuevo empleo, si no quiere ser una carga para los que la rodean.
¿Quién diría que la mejor opción para ella, sería la de convertirse en la cautivante esposa de Atlas Archer?
Así es como ambos tendrán que interpretar el papel de la pareja perfecta, si quieren obtener lo que más desean. Sin embargo, lo que nunca imaginaron, es que estando juntos todo les resulta tan fácil y natural, que casi olvidan que no están enamorados.
Ya que el destino los ha reunido, ¿serán capaces de aprovechar su segunda oportunidad para el amor? O, después de que ambos consigan lo que están buscando, ¿simplemente seguirán con sus vidas como si nada hubiera pasado? Después de todo, su relación es solo un medio para un fin.
Si te quedas conmigo, una historia de amor y pérdida, que te hará ver que, por muy mal que te trate la vida, es posible enamorarse y encontrar la felicidad.
Lizzie acababa de ser injustamente despedida del único trabajo que mantenía a toda su familia. Un cliente se había quejado de su tardanza en entregar los cuadros, cuando en verdad ella los había enviado a tiempo. Habían pedido su cabeza y el dueño de la galería de arte para la que trabajaba no había dudado en obedecer.
Estaba desconsolada, sus padres adoptivos terminarían por echarla a la calle si no colaboraba y su abuela, la única que valía la pena en aquella familia, había sido ingresada a un asilo de ancianos municipal recientemente. Estaba perdida pero conocía al responsable de su situación. Por eso, sin más nada por perder, había esperado pacientemente en la puerta de su empresa y se había abalanzado sobre él para decirle en la cara cuanto lo detestaba.
Lo que Lizzie no sabía era que Leo, mucho más apuesto de lo que imaginaba; estaba demasiado enfadado también. La tonta cláusula que su abuelo había puesto en el testamento le impedía hacerse cargo de la empresa que su padre estaba a punto de quebrar. Sabía que podía salvarla, solo tenía que sacarlo del medio. Sin embargo, para hacerse de la empresa debía estar casado. No entendía por qué su abuelo había insistido tanto en aquello, pero ya no podía preguntárselo.
Entonces la solución apareció frente a sus narices. Una joven entusiasta y vehemente lo acababa de acusar de algo que ni siquiera recordaba.
No era su tipo, estaba necesitada y parecía estar sola en la vida. Era la esposa perfecta.
¿Será que un matrimonio es sólo un contrato? ¿Qué sucede cuando el odio comienza a transformarse en amor? Cuando la convivencia se vuelve necesaria, sólo resta disfrutar del arte de amar.