-Ka...Kast.... ¿Que...te sucede?...- dijo con la voz quebradiza, con una pizca de temor en su voz.
José Antonio lo ignora, procede a cerrar la puerta con seguro, cierra las cortinas y se acerca a la esquina en la que se encontraba Gabriel, dando pasos fuertes, seguro de si mismo y de lo que iba a hacer, lo acorrala en la esquina, apoyando su brazo en la pared.
-¡Habla, conchetumare! ¡Dime que te pasa!- dijo Boric, alzando un poco la voz.
No hay respuestas, pero la mirada lo dice todo.
José Antonio Kast, si, el mismísimo, lo besa.