Fluke tiene que viajar treinta minutos a diario para volver a casa desde el trabajo. Su pequeña distración es la lectura, en esos pocos minutos se sumerge en las aventuras de su personaje favorito. Ohm coge la línea 35 todos los días aunque su apartamento queda muy lejos de la ruta de ese bus. Cada día se acomoda en el asiento 45, el último de la fila, esperando que el precioso chico de pelo castaño y ojos brillantes se siente en el que queda justo delante. Fluke hojea su libro sin saber que Ohm le acompaña en la lectura, en silencio desde el asiento trasero comparten sin querer su pasión por los libros y puede que algo más. Esta historia es de mi autoría y no permito adaptaciones ni traducciones sin mi permiso expreso. Si alguien ve este escrito en otro perfil y no hace mención a mi trabajo es que están vulnerando los derechos de autor.