¿Podéis oírlo? El eco de la historia se repite a través de las eras. La triste canción de la antigua lucha tañe sus acordes iracundos, partiendo el mundo en pedazos una vez más bajo el peso de su yugo. Los montes se quiebran, las alianzas se rompen, los muros caen, pero a vosotros no os importa. Vosotros ya lo habéis olvidado.
Decidme, ¿lo oís? Son los lamentos de los que ya sufren, los llantos de los que padecen porque el cambio los ha alcanzado. El clamor de los que se alzan, el grito de los que han caído en el olvido.
El fin ha de empezar una vez más, pues el principio ha terminado.
Pero a vosotros no os importa, ¿verdad? Después de tanto tiempo, después de tanta sangre derramada, sois incapaces de recordar que hay algo más. Seguís perdidos en vuestros enfrentamientos, en vuestros rencores, en vuestros afanes, deseos y ambiciones, ajenos a que volverá a suceder aunque no lo veáis, aunque no lo temáis, aunque no lo creáis. Está aquí.
La oscuridad anida en esta tierra y de esta tierra brotará como manantial.
La luz debe alzarse de nuevo. La sangre bendita debe volver a revelarse.
El cambio ha empezado. El principio ha terminado. Ellos ya están aquí.
Cuando me desperté y me encontré como un bebé, me di cuenta de que estaba en el mundo de los piratas.
Kahn se mantuvo tranquilo porque nació con un comportamiento similar al de un tigre.
Desde su nacimiento, poseía un poderoso Haki de Observación, lo que lo convertía en uno de los pocos con esta habilidad.
A la edad de cinco años, ya era fuerte y casi indestructible, muy parecido a Charlotte Linlin.
A los diez años, comió accidentalmente una fruta que resultó ser una criatura mítica rara, incluso más rara que Logia.
Con la combinación de rasgos populares del Conde, la Tía y Kaido, se convirtió en la criatura más fuerte del mundo.